luego, marcharé por el camino claro,
andaré mil lunas de cielo
azulado
para, por fin, llegar hasta
tu lado.
Quisiera que vistieras sol
dorado
y que tus manos blancas
tengan
un arcón de caricias
preparado
de aceites y perfumes que
curen mi pasado.
Sabré reconocerte, aunque
nunca a tu lado hubiere estado
un aura, como estrella de
Belén me habrá guiado
para, por fin, mi corazón
darte en las manos.
¡Oh!, niña de mis sueños,
bien amado
serás la flor silvestre de
mis prados,
la flor, corola abierta todo
el año.
¡Oh!, niña de mi sueño
inmaculado
serás en mi universo potro
alado,
serás la que me cure del
engaño,
serás mi dulce dueña, serás
mi amparo.
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