Homenajes

Madibah (a Nelson Mandela)
Hoy ha partido un Ángel Negro.
La muerte infinita lo vino a buscar,
En rayo de luna va viajando al cielo
Con su puño en alto y digno su mirar.

Una lágrima rueda en la ilusión del mundo
Las banderas libres no quieren flamear,
El león ya no ruge en la sabana africana,
Y las hienas hoy no carroñarán.

Se ha ido Madibah, guerrero incansable,
Dueño del martirio y la libertad,
Víctima del odio y la supremacía
Del blanco pirata, sangre colonial.

Se escucha el batir de un tambor afligido
Entre los Tembu se oye murmurar
Allí va un espíritu, el de un hombre altivo
Que ni las cadenas pudieron doblegar.

No temió enfrentarse con la tiranía,
Ni a la represión  del apartheid brutal.
Y expuso bizarro a los cuatro vientos
La excelsa razón de su palpitar.

Ay! Nelson Mandela, los libres contigo
En deuda estaremos por la eternidad,
Pues Tú nos legaste la dignidad del hombre,
Y tu sana esperanza por la libertad.

Tú nos enseñaste a enfrentar al miedo
Y el gran privilegio de vencerlo y ganar,
Y que si un hombre vive por sus ideales
Vale hasta la vida por los mismos dar.

Estuviste preso en la isla Robben
27 años sólo por luchar
Por tu pueblo ungido con la gracia bendita
De querer vivir libre a voluntad.

Saliste gallardo de entre los barrotes
Sin buscar venganza ni odio criminal,
Tu alma generosa perdonó al verdugo
Y a los carceleros dueños de tu mal.

Cumpliste con creces tu promesa divina
De entregarle al mundo justicia e igualdad,
Más hoy te despido con estas palabras:
Mi querido Nelson - descansa ya en paz.


Duerme muchacho hermoso (A Gustavo Cerati)
Duerme muchacho hermoso
Ese sueño triste en el caíste por sólo vivir
Dejando en las almas un lago desierto
Que no llenan vientos de éste porvenir.
Viviste la vida en música ligera
De un salto gigante llegaste hasta mil
Y en mi alma de púber forjaste una huella
Con tus notas blancas de suave marfil.
No despiertes chico, el mundo es tirano
Te llama porque sólo precisa de Ti
Para que lo colmes con sones serenos
Y así taciturno tirarse a dormir.
Duerme pibe hermoso de corazón noble,
Tu misión en el mundo la cumpliste, en fin
Lo tornaste bello con tus melodías
Y tu poesía virtuosa y sutil.
No despiertes hombre, aunque yo te amo
No quiero que vuelvas, ni verte sufrir
Vete por el cosmos con tu amigo El Flaco
A llenar de música galaxias sin fin.

Poder decir adiós es crecer (Gustavo Cerati)



Toda la vida tiene música hoy (Al Flaco Spinetta)
Hoy todo es hielo en la ciudad.
Tu cálida voz de fina ropa blanca
No dará su plegaria para un niño dormido
Ni alegrará a estos hombres tristes
Que no saben seguir viviendo sin tu amor.
Hay alarma entre los ángeles;
Están a 18 minutos del sol y
Bajan para Juntar tus días
Llevarse tu alma de diamante
Y guardarte en un halo lunar
Junto a un viento celeste.
Todos estos años de gente 
te han herido por vivir y ahora
eres un viajero naciendo en la eternidad imaginaria…
Vendrán días de silencio y seguiremos luchando
 Contra todos los males de este mundo.
Entonces,  mañana, Cuando vuelvas del cielo,
la muchacha ojos de papel reirá,
 Porque sabrá la canción llegó hasta el sol.
 Rezo por vos

A don Marcelo Berbel (El Hombre de la voz ronca)
¿Qué pasará que el Limay no canta?
¿Qué pasará que el Negro está triste?
¿Qué pasará que cae la nevada?
¿Qué pasará? ¿Qué pasará?

Ha muerto el poeta del pueblo,
Se ha marchado don Marcelo.
Su alma se fue con el viento
A compartir sus secretos.
A pintar con el otoño
Los ocres con su talento.
A cantar en los pehuenes
Junto con el venteveo.
La mapu neuquina llora,
En silencio están los cerros.
La patria Mapuche lo loa
Entre sones, chicha y ruegos.
El cóndor no vuela alto,
Es en señal de respeto.
Y hoy no levanta cosecha
El paisano piñonero.
Aunque es fin de veranada
El piño no baja el cerro.
El amancay no florece,
Y el bosque parece yermo.
Es otoño en Huechulafquen,
Pero pareciera invierno.
Y en lo alto del Domuyo
Antú se quedó en silencio.
En los boliches de campo
Piso ´e tierra y aire fresco,
Alguien levanta la copa
En honor  al poeta muerto;
Ese hijo de madre Mapuche,
Tan amante de su acervo
Cantor del sentir del Ande
Y defensor de lo nuestro.


Me sobran los motivos 

Este hartazgo de estar vivo
Esta blanca palidez
Estas sábanas arrugadas
Esta maldita vejez.
Este dolor sin morfina
Este ser por sólo estar
Este olor a vitaminas
Este aroma de hospital
Estas luces fluorescentes
Este vivir sin respirar
Esta voz de tanta gente
Este dormir sin soñar.
Estos beeps en mis oídos
Estas agujas del mal
Este no poder moverme
Estas ganas de escapar
Estas enfermeras blancas
Que no me dejan en paz
Estos médicos cobardes
Que no me dejan marchar


Alguna vez ( a mis hermanos Tehuelches y Mapuches)
Alguna vez el mismo sol que hoy miro
Calentó tu figura y tus mañanas
Cuando eras uno, junto con el viento
Y era tuya esta tierra y sus entrañas.
Alguna vez en el fondo de la noche
 Entre el frío, la niebla o la nevada
Se escuchó el llanto que anunciaba vida:
De tu mujer tus raíces despertaban.

Alguna vez a la orilla del fogón
Con las estrellas cobijando vuestras almas
Tus abuelos te contaron las historias
Que conformaban la estirpe de tu raza.

Alguna vez entre la pampa y la meseta
Guanaqueaste en libertad con la esperanza
De aquel mañana que soñaron tus ancestros
En consonancia con la mapu y su enseñanza.

Pero un día esa amalgama con el cosmos
Fue quebrada como el hielo de la escarcha
Por el sable y la bala de un guerrero
Sediento de sembrar sólo matanza.

Con su dios, su lengua y su cultura
Te redujeron a tan sólo algunas almas
Prisioneras del racismo y la miseria
La esclavitud, la indignidad y la privanza.

Se quedaron con tus tierras y tus ríos
Con tus lagos, tus montañas y tu pampa
Esclavizaron tus mujeres y tus hijos
Y te privaron de tu vida de bonanza.

Alguna vez, quizás, talvez mañana
Se reivindique a tu cultura y a tu raza
Y realidad será el sueño de tus viejos
Que se durmieron con la esperanza
De regresar a su mapu bienamada.

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