28.7.14

El último latido

El día en que el todo y la nada crucen sus caminos;
Cuando mi palpitar se detenga y la luz se haga incandescente;
Cuando los ángeles caídos quieran sumarme a sus filas,
Estaré allí para tomar tu mano, deseada
Para acariciar tu rostro de niño
Y atrapar tu sonrisa apacible.
 
Cuánto deseo tenerte en mi pecho,
Llorar toda esta ausencia desde que partiste
Y henchir el corazón de algarabía.

No imaginas lo difícil que es que no estés.
El vacío es inconmensurable
Y los que te amamos simulamos haberlo superado.

Por eso estaré allí,
Ansioso de estrecharte sin el tedio de la vida,
Sin el lastre que depara la rutina,
Sin el peso de este cuerpo que envejece.

No hay manera de escaparle a este destino.
Aún me quedan promesas que cumplir,
Un hijo que criar, un poema que escribir.

Pero tarde o temprano estaré allí,
Ni antes ni después. Sólo en el preciso instante
De mi último latido.

12.7.14

Malaria

Ella corrió hasta la iglesia
Aquella ardiente mañana
Cuando el son de la campana
Brotó desde el campanario.
Ni el párroco, ni el vicario
Advirtieron la presencia
De una madre que en su urgencia
Hasta El Señor acudía.
En su ruego ella pedía
Con simpleza y reverencia
Que Diosito en ese día
La honrara con su presencia.
Resulta que en los ranchillos
Desde la noche anterior
Su niño se seca en fiebre
Sin que se acerque un doctor.
Ni las rodajas de papa
Ni bañarlo en el fuentón
Pudieron calmar la furia
De la mala quemazón.
Por esta misma razón
Ella se bate en plegarias
Se ha pescado la malaria
Su niño del corazón.