esta herida jamás, nunca
tendrá una cicatriz
yo soñaba que a mi lado eras feliz
pero es obvio que bebías
otro anís.
No comprendo tu puñal de
filo gris
que en mi espalda se clavó
profundo y vil
y aunque el golpe fue
asestado tras de mí
fue mi pecho el que se abrió
casi sin fin.
Mucho tiempo ha de sangrar
la herida, sí
ríos rojos correrán dentro
de mí
y el dolor es tan grande
que no va a permitir
que un igual amor vuelva un
día a sentir.
No es rencor. Es tristeza, es lamento, es morir
victimar esperanzas, ilusiones que a tu lado tejí
eso duele, porque entero, todo me vertí
a tu río de vida, tumultuoso, atormentado e infeliz.
No me pidas que confíe un
día en ti
no pretendas que otra vez
vuelva a sentir
ese anhelo de entregar mi
vida así
como entrega el perfume una
flor de tu jardín.
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