31.5.12

Tormenta


Una tropilla, jinetes negros,  crines rizadas
Viene a lo lejos, batiendo parche de piedra y agua.
Muestra su espada de oro flagrante y flashes brillosos
Con estruendosos motes de fuerza y cañón rabioso.
Monta en el viento que desde el norte canta su zamba
De aire caliente, de remolino y arena en llamas.
Acá en las chacras, pavura hay en la paisanada
Más no han pecado y San Pedro amaga con la pedrada.
Ya lo sabían, lo anunció el perro en la madrugada
Con su revuelco de tierra seca y cola empolvada.
Se prenden velas con ruego santo y honda plegaria
Pidiendo al cielo por la cosecha y la brega diaria…

Se hace un silencio…

y  como presagio de la llegada
Caen gotones medio dispersos sobre las chapas.
Ruidosos chocan los postigotes de las ventanas
Y el sauce tiende su melenota de verdes ramas.
Ya los gorriones asustadizos buscan la calma
Que le propician las grandes hojas de la enramada.
Y las gallinas cobardes corren como azuzadas
Hacia el tinglado que está en el fondo, allá, tras la casa.
Truena el infierno descerrajando el cielo y la nada
Ardiendo en rayos y ráfagas firmes y huracanadas.
Vuelan mil granos de tierra seca y hojas sesgadas
Vuelan papeles, los cardos muertos y la misma casa…

Vuelve la calma…

Como diciendo –no pasa nada-
Pero se sabe que es mejoría de escasa laya.
Atrás se viene la estrepitosa cortina ufana
De átomos grises, que exhalan gotas de húmeda agua…
Y se desata ese manantial que del cielo emana
Furia dantesca arrasando todo lo que desgrana.
Se rinde el sauce, se rinde el suelo y la paisanada
Ante tremenda muestra de fuerza y bravura nata…

Fueron minutos…

Sólo minutos de truenos y agua.
No cayó piedra y lo celebra la paisanada
Con mate amargo y tortas fritas recién amasadas
Y agradeciendo mirando al cielo y a la esperanza.

16.5.12

Una mañana por las calles de Guerrico

Al volver a caminar por las calles de Guerrico
Me remonto cuarenta años, cuando chico
Su fragancia de hojas y de rama quemada
Me devuelven los aromas de mi infancia dorada.
¡Tantas veces caminé sobre estas piedras!
En los inviernos de chacra congelada
Yendo a la escuela con mis vecinos, los Garrido
esos hermanos de juego y caminata.
¡Cómo ha cambiado mi escuela 68!
Está más grande, le han cambiado su facha
Y aunque aún sobrevive la vieja campana
Ya no estás mi señorita Iris Allende
Ni Tú, señora Amelia de Manca.
Si habré jugado a la pelota sobre el hielo
De la escarcha que alfombraba nuestra cancha
En esos días de 15 bajo cero
Cuando la vida se encendía a nuestras anchas.
Recuerdo no llevar más otro abrigo
Que los pulóveres de tejido a mano santa
Las de mi madre, tan altiva y tan sufrida

Mujer hermosa, solidaria, pura y sabia.
La misma que velé en aquella casa
De la orilla del canal de verdes aguas
En aquel diciembre del 74
Escuela 68 de Guerrico
Cuando recién por la vida transitaba.
Amo a mi lindo Guerrico 
porque allí sí fui feliz
Como un duende entre las chacras
Maravillando mi casta alma de niño
Y endulzando el corazón como manzana.
También viene al recuerdo mi gran padre
Ese trabajador de jornadas y jornadas
Si hasta parece que aún lo veo pedaleando
En su bici bajo el sol de esta mañana.
Adoro las calles de Guerrico
Con sus álamos, yuyales y alambradas
Son el camino directo a mi pasado:
A mi feliz y hermosa  infancia.

Oscuridad


No he podido cifrar el sentir de tu antojo
La escalera de tu alma, de tu amor el cerrojo
Pero caigo rendido al recuerdo maligno
Que taladra mis sombras cuando cierro los ojos.
Un mañana doliente me espera tras la puerta
Ojala  que no llegue, ojala mi alma muera
Al atravesar los muros de la noche serena
Que péndula en mi cuarto con un hacha guerrera.

No debe ser la sangre, deberá ser la espera
La que lave mi carne con salada salmuera
No podrá ser la muerte, no podrá ser la guerra
Sin dudas serás tú, la que clave la espuela
Que me lleve a lo hondo del dolor y su senda.
…Y una vez que acaricie el dolor y la pena
Y vea como visten sus dolorosas prendas
Me habré curado todo y ya no habrá cadenas
Que me aten a tus sombras… que me duelan

15.5.12

La despedida


Así, debería haber sido así
Sin grandes estruendos ni fuegos de artificio
Sin la avalancha que todo lo arrasa
Sin ríos caudalosos de dolor
Ni de olas de lágrimas de sal.
Así, sin el lamento de larga despedida
Sin el silencio abismal de la mirada
Sin el tronar del tosco corazón
Sin la aspereza de la caricia negada
Ni la mentira del regreso.
Así, como acaba el verano en el otoño
Como muere rojo el sol en la honda noche
Como la lluvia apaga el fuego
O como muere el hombre, solitario.
Así, debería haber sido así
Natural como cuando la conocí
Como el primer beso a borbotones
Como la brisa que pasó y me refrescó
Así, simple y suave como el primer “te amo”

13.5.12

Contrapunto del bufón y el trovador

El trovador dice lo inconveniente. El bufón lo conveniente.
Talvez por esa razón el bufón duerme caliente y come todos los días.



Dice el trovador:
Yo canto por cuenta y parte
Del lugar de donde vengo
De mi gente y su abolengo
De mi pueblo y su baluarte
Y digo el sentir del pueblo
Vomitando la amargura
Del que vive en la atadura
Por el poder agobiante.


Dice el bufón:
Yo canto por cuenta y parte
Del que me da la limosna
Del señor al que le sobra
Y que nada lo comparte
Pues del poder hace un arte
Y del poder un negocio
Sin mirar entre su ocio
Más que su propio estandarte.

Dice el trovador:
Yo canto por cuenta y parte
Del que lucha en la trinchera
Y defiende como fiera
Sus cachorros y futuro
Y que no tiene ni un duro
Cuando llega fin de mes
Esclavo del alquiler
Y los dueños del cianuro.

Dice el bufón:
Yo bailo por cuenta y parte
Del que vive en el castillo
Que tiene todo sencillo
De la mañana a la noche
Y que pasea en un coche
De esos de los importados
Con platita en sus bolsillos
Y un reloj de oro engarzado.

Dice el trovador:
Yo canto por cuenta y parte
Del que habita el rancherío
Del que su vida es hastío
Y que su nada comparte
Pues no hay superior baluarte
Que la unión y la empatía
Con el que quedó en las vías
Sin mendrugos para su hambre.

Dice el bufón:
Yo canto por cuenta y parte
Del que compra la justicia
Que es señor de la avaricia
Y del juez es su compadre
Que no hay culpa de su madre
Si ha nacido cicatero
Embaucador, embustero
Y sin perro que le ladre.

Dice el trovador:
Yo canto por cuenta y obre
Del que cree en la esperanza
En la justa y su balanza
Aunque es ciega para el pobre
Que nunca tiene ni un cobre
Pa’ comprar al abogado
Ni a algún otro desalmado
Que se prende en la vil  tranza.

Dice el bufón:
Yo actúo por cuenta y parte
Del que paga mi comida
Del que me salva a escondidas
Si algún embrollo me mando
Y por él me meto al fango
Si lo veo en un aprieto
Y a su arbitrio me someto
Si es necesaria mi vida.

Dice el trovador:
Yo canto por cuenta y parte
Del ingenuo e ignorante
Que teme rivalizar
Con el cíclope opulento
Que le viene con el cuento
Que si gana la elección
Va cambiar su pobre vida
De mendigo a ricachón.

Dice el bufón:
Yo canto por cuenta y parte
Del letrado y el patrón
Del avaro y el panzón
Y del señor  gobernante
Que son dueños de mi aguante
Y mi santa devoción
Y comprarán mi cajón
Si la parca lo demande.



Dice el trovador:
Yo canto por cuenta y parte
Del maestro y el obrero
Del altruista y justiciero
Y del cura militante
Que son los representantes
Del pueblo y de su vigor
Esa gente que es de honor
E  igualdad es su estandarte.

Dice el bufón:
Yo moneo a cuenta y parte
Del dueño de la manija
Que la corrupción cobija
Con mano de fino guante.
Que nunca fue laburante
Y siempre vivió de arriba
De la política furtiva
De todo vil gobernante.

Dice el trovador:
Yo entono por cuenta y parte
Del que sufre la injusticia
A manos de la avaricia
Del glotón y el insaciable
Que al pobre cortan los cables
De una vida en paz y justa
Porque le dan con la fusta
Y con la corva del sable.

Dice le bufón:
Yo actúo para el que es sordo
Es ciego, insensible y vil
Del poder siempre servil
Y es mudo y de vientre gordo.
Y que anida como el tordo
En un nido que es ajeno
Y es rápido como trueno
Pa’ de la justicia huir.

Dice el trovador:
Amigo yo me voy yendo
Es claro su parecer
Siempre servil ha de ser,
Nunca estaremos  de acuerdo
Pero ansina le recuerdo
Que si la justicia mengua
Yo sin pelos en la lengua
Estaré pa’ proceder.

Dice el bufón:
Amigo: juro lo entiendo
Pero yo hago mi negocio
Le saco rédito al ocio
Y al bolso del opulento
Que se come el dulce cuento
De que canto a su favor
Pero entono en mi menor
Mi propio discernimiento.

1.5.12

Almitas de la calle



Les robamos un mundo de juguetes,

les negamos la tibieza del amor,

a sus almas las privamos de ilusiones,
y les dimos una esquina bajo el sol.
Por las noches sus camitas no están tibias,
ni siquiera talvez tengan un colchón,
nada saben de besos de “buenas noches”,
ni de sueños entre nubes de algodón.
La mañana los encuentra por las calles,
no hay maestras esperando en el portón,
mas la escuela no interesa cuando hay hambre
y el futuro no es mañana sino hoy.
Sus piecitos no conocen esa marca
de zapatillas de la vidriera de hoy,
¿sus ropitas?, vale más esa corbata
que está usando el señor gobernador.
Sus manitos día a día golpean el vidrio
del señor que se hace el que no los vio,
o la puerta de la buena vecina
que les da lo que no comerá hoy.
Sus ojitos que no saben de alegrías
ven pasar al  mundo y su arrogancia,
y talvez sueñen con mirar un día
un país más justo y de abundancia.