24.7.12

Cotidiano



Lo atrapó la muerte, seca, con los ojos blancos
al doblar la esquina, luna,  del oscuro barrio,
un montón de vida, joven, unos pocos mangos
rayaron la línea, cruel, de lo inesperado.
Y aunque no soñaba, no, con colgar su retrato
fue roja noticia, roja, de amarillos diarios.
No llegó siquiera, ¡pobre!, a poder decir algo,
no pudo contar, ¿cómo?,  si eran tres o cuatro;
fue la cobardía, vil, con disfraz de humano
quien tomó su alma, fresca, con mugrientas manos.
Y aunque no era  estrella, no, de TV  o teatro
de él los noticieros, ciegos,  hablaron, hablaron…
Pero a los dos días, todos, de él se olvidaron
y un nuevo retrato, ¡pobre!, colgaron los diarios
y los noticieros, ciegos, hablaron, hablaron
de otra muerte absurda, otra,  y de impunes actos…

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