Cultivas en silencio
ese dolor inmenso,
el llanto apretujado
que acalla tu tormento.
Un mundo indiferente
de machismo ciego
no quiere ver tus manos
Una justicia injusta
que no siente tu miedo,
que no ve a tus retoños
presenciando el desprecio
del puño del cobarde
que somete tu cuerpo
al peor de los vejámenes
cual si fuera un objeto.
Nadie nota tus ojos
pidiéndonos un gesto
una ayuda, una mano
una caricia, un beso.
Total indiferencia.
Casi peor que el desprecio
que la imponente bestia
le propina a tus sueños.
Y te quedas allí….
en lo oscuro escondiendo
esas marcas violentas
del maltrato siniestro,
sabiendo que otra vez,
en cualquier momento,
ese perro rabioso
astillará tus huesos.
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