Hundí mi cable a tierra y mi
venganza
Y transferí el dolor que me
abrumaba
hacia un hito de luz y de
esperanza.
Y entre las muertas hojas de
mis plantas
Abrióse la semilla en dúctil
danza
Y aquel trozo de muerte que
acuciaba
Se transformó en latir y
vida a ultranza.
Y en el bosque fui otra vez
verde enjundioso,
Fui primavera, fui la savia
fresca y clara
Y levantóse mi figura ora
lozana
De espíritu neonato y alma
sana
Pues las heridas que ayer me
desangraban…
Ya se cerraron…
Y no quedan cicatrices, sino
enseñanza.
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