16.6.12

La muerte no te espera. La persigues.

En medio de la inmensidad atómica
Derrochas borbotones de lisura
Así como un fantasma en la neblina
Así cual gota de agua en la ancha hondura.
Traduces los silencios a canciones
De otros tiempos, de otras voces y poemas
Vestidos de nostalgias  o negrura
Sentidos como días de ventura.
Alcanzas con tus manos las estrellas
Y te bebes el sol, ya sin pavura
En frágil copa de piel cansada
En cata eterna y sabor de uva.
Caminas sobre el muerto asfalto gris
Sin pensar la verdad, sin conjeturas
Sin el dolor del pan de cada día
Y con la vista henchida de hermosura.
No tiene más allá y tú lo sabes
No te aferras a deidades con excusas
Ni siquiera conoces el pecado
Esa palabra obscena de los curas.
No vistes, te disfrazas incorpóreo
Tan intangible en la ciudad oscura
Que no te mira, ni te ve, ni te registra
Que pasa inmune, indiferente, cruel y vil
y un tanto abúlica.
La muerte no te espera. La persigues.

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