Derrochas borbotones de
lisura
Así como un fantasma en la neblina
Traduces los silencios a
canciones
De otros tiempos, de otras
voces y poemas
Vestidos de nostalgias o negrura
Sentidos como días de ventura.
Alcanzas con tus manos las
estrellas
Y te bebes el sol, ya sin
pavura
En frágil copa de piel
cansada
En cata eterna y sabor de
uva.
Caminas sobre el muerto
asfalto gris
Sin pensar la verdad, sin
conjeturas
Sin el dolor del pan de cada
día
Y con la vista henchida de
hermosura.
No tiene más allá y tú lo
sabes
No te aferras a deidades con
excusas
Ni siquiera conoces el
pecado
Esa palabra obscena de los
curas.
No vistes, te disfrazas incorpóreo
Tan intangible en la ciudad
oscura
Que no te mira, ni te ve, ni
te registra
Que pasa inmune, indiferente,
cruel y vil
y un tanto abúlica.
La muerte no te espera. La persigues.
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