Él descubre la belleza entre
las hojas
cuando el viento las mece a
desparpajo
y enciende mi día en arco
iris
cuando dice papá y alza sus
brazos.
Él paga con sonrisas las
miradas
cuando su boca de cereza brota
en mieles
y de su aliento la inocencia sin cedazo.
Él mueve las arenas de mi
alma
Y desdibuja las sombras de
mi ocaso
Cuando el sol de sus
pestañas apolíneas
Restallan en sus ojos a
Pegaso.
Él atesora un vuelo de
palomas
Y desata el amor de las galaxias
Cuando regala claridad casta e ingenua
A todo aquel que añora algún
abrazo.
Él me puede con su aroma y
su tibieza
Cuando su piel junto a mi
piel forman un lazo
Y nuestras almas juguetean infantiles
Y mil caricias serpentean entre
abrazos.
Él observa la vastedad del mundo
Y engarza como un genio los retazos
Y atesora en sus pupilas
tiempo y formas
Y discierne lo que es nimio
de lo craso.
Lo amo porque es sombra en
el estío
Y porque soy vida acunándolo en mis brazos
Y porque floreció mi alma en
el otoño
Cuando hundía mi vida en el
fracaso.
Lo amo y lo amaré
profundamente
Aunque el tiempo de mí haga
mil pedazos
Y aún cuando las sombras de
la muerte
Regurgiten pudorosas mis
pecados
Seguiré amándolo
fervientemente
Con este amor gigante de
padrazo.
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