7.2.12

Axioma

Entonces comprendí: 
                                   no hay una sola verdad.

La verdad se acuña de a montañas
En los rostros cansados de los pobres
En sus ojos lánguidos y oscuros
En su piel curtida color cobre.
 
La verdad se disfraza de mentira
En la boca obscena del político
En las promesas al pobre prometida
En las palabras de un hipócrita analítico.

La verdad muere en el silencio
Del que cómplice mira de soslayo
Del cobarde que sabe pero calla
En la venal sonrisa del cipayo.

La verdad camina despojada
De la complicidad que adorna a la mentira
Alejada de espejitos de colores
Engalanada tan sólo de sí misma.

La he buscado creyéndola muy lejos
Enterrada en el sentir de los humanos
Más comprendí que estaba ahí adelante
En una abrazo, en una risa, en un poema,
en el sublime canto de unos pájaros.

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