Tenía una sonrisa de esas,
para coleccionar
Una jungla rizada en su
cabeza
Sus labios… dos cerezas a
punto e estallar.
En soles, sus pupilas de
horizonte negro
Un amplio mar su frente de
tardes de febrero.
Medias lunas radiantes los
arcos de sus cejas
Sensuales sus pestañas… un
vuelo de belleza.
Tendría diecinueve, quizás
un poco más
La vida por venir, un mundo por soñar…
Pero estaba allí… en la
dormida ciudad
Cubierta por madera… y
flores por secar.
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