he aquí la que no tiene dueño.
He aquí la carne de mis venas,
he aquí la cura de mis penas.
He aquí la libertad de mi alma,
he aquí el comienzo de la eterna calma.
He aquí la nada y el olvido,
he aquí mi último suspiro.
He aquí el fin de mis amores,
el fin de mis prejuicios, de mis rencores.
He aquí la justicia infinita,
la de mi conciencia, la nunca escrita.
He aquí el final para mi cuento,
de lo que me arrepentí,
de lo que no me arrepiento.
He aquí el final para mi
nombre
moviéndose en el mundo de los
hombres.
He aquí mi vana despedida,
no sé hacia adónde voy,
o si volveré algún día.
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