Expira. No atiendas mi
súplica desesperada,
sé que no duele. Mas, no quiero mi dolor de perderte, para nada.
No dejes de partir sin
legarme tu risa inmaculada,
no te vayas sin dejarme la
ilusión de tu mirada.
Descansa. Me encanta tu
sonrisa descarada,
la quiero para siempre en mi
alma dibujada;
un vuelo de gorriones, un
son de paz alada.
No quiero este dolor de
perderte, para nada
pero ya lo decidiste,
partirás a tu morada
de cielos azul claro , de días de oro y plata,
de amor puro
y de calma.
…
Se notará la ausencia de tu
carne en las mañanas,
pero más se notará… la
presencia de tu alma
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