Hoy la vi
En un carro tirado por un
caballo flaco
En la cara resignada del cochero
Y en su carga de bazofias y cacharros.
Hoy la vi
En las costillas de un niño
abandonado
En la bolsa asesina que
inhalaba
Y en sus ojos de futuro desangrado.
Hoy la vi
En las monedas que pedían
unas manos
En una mesa vacía de
alimentos
Y en un bolsillo que no
tiene ni un centavo.
Hoy la vi
En la tristeza de un desocupado
En su mirada perdida e
impotente
Y en el latir de su corazón acorralado.
Hoy la vi
En las arrugas dolientes de
un anciano
En las ropas harapientas de un mendigo
Y en el asir enclenque de sus
manos.
En la torpeza de un pibe de
mi barrio
En su ignorancia que no ha
tenido escuela
Y en sus palabras de escaso diccionario.
Hoy la vi
En el manso sentir de un inmigrado
En su hablar distinto y
cauteloso
Y en su temor a ser
discriminado.
Hoy la vi
En la impudicia de unos pies
descalzo
En el llanto de hambre de un
niñito
Y en el dolor de unos padres
desahuciados.
Hoy la vi
En una niña con un crío
entre sus brazos
En un banco vacío de una
escuela
Y en un cuaderno con sus
hojas en blanco.
Hoy la vi
En dos botellas de vino, del
barato
En el alma que a ellas se
aferraba
Y en la falta de un puesto
de trabajo.
Hoy la vi
En los ranchos de chapa de
mi barrio
En la canilla sin agua; en
la letrina
y en la basura que revuelven
unas manos.
Hoy la vi
Pasearse obscena y con
descaro
En un coche que cuesta un
tanto más
Que la casa que no tienen
mis hermanos.
Hoy la vi
En un restorán de esos, de
los caros
Donde el patrón paga un
plato de comida
Al mismo valor que el salario
de un empleado.
Hoy la vi
en la billetera de un señor
acaudalado
En la conciencia sucia del usurero
Y en el erario que tienen
hoy los bancos.
Hoy la vi
En el traje que usa el
diputado
En el vestido de la
presidente
Y en los gastos reservados
del estado.
Hoy la vi
La vi y la veo en todos
lados
Y la seguiré viendo mientras
viva
Muy a pesar mío y de mis hermanos.