La
mano negra del silencio impío
Robó
las palabras de tu boca fresca
De
los avatares de la vida esta.
Engulló
tu lengua, tus ojos melinos;
Tu
risa de niño, sutil y burlesca,
Tus manos
de seda, tu porte, tu brío
Y tu
alma serena: pura y gigantesca.
Nos
sustrajo todo: lo tuyo, lo mío
Y adentro
del alma nos dejó una muesca
Donde
ya no arde fuego en el vacío
Porque
de tu llama se robó la yesca.
Me han
dicho te han visto por el sembradío
Paseándote
irreal como sombra chinesca
Mas eso
alboroza este cuore mío
Y hace
que el dolor un tanto fenezca.
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