31.1.14

La gente no sabe

La gente no sabe que soy un poeta,
Que soy un labriego de papeles blancos;
Que pinto la vida poniéndole letras,
Que me abro indefenso rosa entre los cardos.

La gente no sabe que soy un guardián
De versos que pugnan por su  libertad;
Que cual indulgente y sutil edecán
Los libro en metáforas colmas de beldad.

La gente no sabe que soy anacoreta
Amigo de la noche, el silencio y la excusa;
Que rendido me tiendo soberano en mi trono
Esperando que llegue la bendita musa.

La gente no sabe que bebo en la copa
De tinta bendita de los viejos dioses;
Que vomito pletórico la palabra escondida
En la masa inerme, en arcanos cofres.

La gente no sabe que yo me transformo
En puro sentir y vuelo a destajo
Cuando llego al éxtasis poético pleno
Y la letra sale como un agasajo.

La gente no sabe que soy cual la tierra
Que anida enjundiosa vida y aseidad;
Que germina en mí la semilla divina
De la palabra liada con humanidad.

La gente no sabe que soy como el agua
De la correntada briosa de los ríos;
Que arremeto en torrente de verso afilado,
Declarando el sentir y el sueño de los míos.

La gente no sabe que yo abro mi alma
Para que la puedan curiosos mirar;
Que soy confesor de mis hondos secretos
En el inefable  arte de rimar.

La gente no lo sabe y jamás lo sabrá
Aunque un día logre victorioso llegar
Quizás, talvez la muerte primera ha de arribar;
¿Acaso así será?

Ven,
Sigamos en vuelo de palabra escondida,
Llenemos las copas, vamos a catar;
Sintamos profundo cómo pasa la vida,
Ahora la hoguera vamos a atizar.

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