Ellos
prefieren el feroz bullicio de la mar;
Yo del
bosque la verde tranquilidad.
Ellos
prefieren la luz de la ciudad;
Ellos
prefieren el sol como el lagarto
Yo la
sombra de la acacia mate en mano.
Ellos
aman los días del verano;
Yo la
lluvia allá en abril y mayo.
Ellos
prefieren la ciudad, las multitudes,
Ese
enorme shopping de cemento;
Yo
prefiero caminar tranquilamente
En
las calles de tierra de mi pueblo.
Ellos
prefieren las noches en hoteles
Y casinos
con el sello cinco estrellas
Yo prefiero
la simpleza de una carpa
Y dormir
bajo millones de ellas.
Ellos
hipotecan sus vidas en acciones,
En
oro, en dólares, en euros.
Yo me
conformo con el pan de cada día
Y ser
feliz con lo mucho o poco que tengo.
Ellos
persiguen frenéticos el éxito,
El
poder, el dinero y la fortuna afamada.
Mi
fortuna radica en mis amigos,
En la risa de mi niño,
En
cálidos besos de mi amada.
Ellos
sueñan con volver un día a Europa;
De donde
vinieron hambrientos sus abuelos.
Yo
tan sólo caminar mi Patagonia
Donde
nací, crecí y armé mi huerto.
Ellos
prefieren altavoces estridentes,
Zambullirse
en éxtasis y música techno;
Yo
prefiero la zamba en mi guitarra
Expresando
mansamente el sentir nuestro.
Ellos
prefieren las fragancias importadas
De Armani,
de Dior, de Herrera o kenzo
Yo prefiero
el olor de las manzanas
En mi
valle de cosecha en pleno enero.
Ellos
usan zapatillas All Star;
Yo
prefiero la alpargata de otros tiempos.
Ellos
disfrutan de solos bailar;
Yo de
aferrarme a la tibieza de un cuerpo.
Ellos
aman el celular y la PC,
Estar
en red, en Twiter y Facebook;
Yo
prefiero la magia de la radio
Y
regalar la palabra cuerpo a cuerpo.
Ellos
adoran las palabras en inglés
Yo
adoro el mapudungun de mis ancestros.
Ellos
no dicen – sí, dicen – yes
Yo
prefiero el idioma del silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario