21.2.14

El cowboy

No pude encontrar el sosiego entre las hojas.
El otoño duerme en el abrevadero de las vacas
Y la lluvia que cae impía e indolente.
Crudo es el barro entre los charcos
Donde el agua gorgotea sepulcral
En la tarde gris de mi entrevero.
Aterido y desolado; el cuchillo roe mi profundidad.
Corren los caballos sin un rumbo fijo
A guarecerse bajo un poco de la nada de este cielo.
Del otro lado del mundo la montaña estalla en flor.
Ellos están viniendo por mí.
Una pécora ríe desaforada como víbora bajo el sol.
Puedo oírlos y yo, solo estoy entre mi carne.
Es tarde para caer en llanto y suplicarle a Dios.
Con una sola bala más bastará… y si no,
tan sólo es cuestión de tiempo.

4 comentarios:

  1. El tiempo es la bala que acaba matándonos. Buenos versos. Un saludo.

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  2. Gracias Antonio por tu visita. Un abrazo.

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  3. Qué maravilla poeta! Me encanta la versatilidad de tus poesía. Hasta aquí llegué con gusto. Saludos y encantada de conocerte.

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  4. Igualmente Rosa! espero que en algún momento me regales un rato más de tu tiempo y sigas leyendo y comentando. Gracias!

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