No
voy a clavarte las uñas del rencor
Haré
de cuenta que tan sólo fue el destino
El
que cruzo delante tuyo aquel fulgor
Que se
apoderó de tus ojos cristalinos
De tu
risas, de tus besos y sudor;
Que laceró
mi alma con su trino
De pájaro
carroñero sin pudor.
No
voy a clavar la bandera del olvido
Simplemente,
mas, no puedo dulce amor
Porque
nace en mí la flor de aquel espino
Que sembraste
aquella noche de licor.
Pero llevo
mi esperanza de beduino
En un
morral titubeante y soñador
De encontrar
ese vergel divino
Que libere
la mariposa del dolor.
¡Que expresión de sentimientos!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y tu comentario.
ResponderEliminarSaludos!!