Se me
ríe la vida, se me ríen las horas.
En el
muro; encendida en la hoguera
Del tiempo
encorvado arañado en los azulejos...
Aquella
tarde de sol, repleta de mariposas
Caminabas
junto a mí cuando aromaban las rosas.
Caminabas
junto a mí pálida, de túnica blanca;
Y entre
la resolana y la bruma del río
Se
colgaba nuestra sombra detrás de los viejos sauces…
Ahí fue
cuando te amé para siempre,
En el
momento que tomaste mis alas
Y me
llevaste a la locura.
…Se me
ríe la vida porque una vez más te encontré,
Pálida,
de túnica blanca en los fríos pasillos del hospicio.
A veces, no tenemos otra cosa en la que confiar
ResponderEliminarque el impulso que nos lanza al vacío.
Seguros aquí, gravitatorios, de lo que encontraremos al final.
Un saludo
Muchas gracias por tu visita y por tu comentario
ResponderEliminarUn saludo
Una pequeña genialidad maestro. Enhorabuena
ResponderEliminarGracias José por tu generosidad. Un abrazo!!
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