2.12.11

Para Navidad dos días


Te fuiste no sé cuándo,
una tarde, un coche blanco;
mis ojitos de niño
no podían vislumbrarlo.
no quise regalarte el beso,
 talvez estaba enojado,
mas creía en tu regreso
un día de sol lejano.
Y mañana ya no estabas;
y se extrañaba en la casa
tu sonrisa de madraza.
Dicen que subiste al tren
sin saber adonde estabas,
sin saber a qué destino
esos rieles te llevaban.
Y así la vida pasó,
y el calendario estrenaba
una nueva hoja más,
la última de esa camada.
En el día 23
llegó la noticia mala,
tu corazón no aguantó
la operación esperada.
Y así tus nueve polluelos
nos quedamos sin tus alas,
sin tu calor, sin tus besos,
sin el alma de la casa.
Para Navidad dos días,
para vos, la dulce calma.

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