Al volver a caminar por las calles de Guerrico
Me remonto cuarenta años, cuando chico
Su fragancia de hojas y de rama quemada
Me devuelven los aromas de mi infancia dorada.
En los inviernos de chacra congelada
Yendo a la escuela con mis hermanos y los Garrido
esos hermanos de juego y caminata.
¡Cómo ha cambiado mi escuela 68!
Está más grande, le han cambiado la facha
Y aunque aún sobrevive la vieja campana
Ya no estás mi señorita Iris Allende
Ni Tú, señora Amelia de Manca.
Si habré jugado a la pelota sobre el hielo
De la escarcha que alfombraba nuestra cancha
En esos días de 15 bajo cero
Cuando la vida se encendía a nuestras anchas.
Recuerdo no llevar más otro abrigo
Que los pulóveres de tejido a mano santa
Las de mi madre, tan altiva y tan sufrida
Mujer hermosa, solidaria, pura y sabia.
La misma que velé en aquella casa
De la orilla del canal de verdes aguas
En aquel diciembre del 74
Cuando recién por la vida transitaba.
Amo a mi lindo Guerrico
porque allí sí fui feliz
Como un duende entre las chacras
Maravillando mi casta alma de niño
Y endulzando el corazón como manzana.
También viene al recuerdo mi gran padre
Ese trabajador de jornadas y jornadas
Si hasta parece que aún lo veo pedaleando
En su bici bajo el sol de esta mañana.
Adoro las calles de Guerrico
Con sus álamos, yuyales y alambradas
Son el camino directo a mi pasado
A mi feliz y hermosa infancia.