una roca, un cauce, una tela en el atril.
Ayer,
tan sólo ayer habitaba la tiniebla oscurantista,
parado justo al límite que
lleva al cielo o al abismo.
Ayer,
tan sólo ayer era un carbón,
una lámpara apagada, un cuero sin curtir.
Pero
Ella con su don de hacer estrellas y libertades,
me llevó por el camino de la
luz; hasta allí: justo donde se esfuma la ignorancia.
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