cuánta
agua salada ha corrido en su lecho,
cuántas
alegrías se han posado en sí,
de sus ilusiones (partidas) me han hablado al fin.
Tienen
esa paz del que se ha resignado
cuando
ya sus alas ha cortado, un vil
ese
criminal arrasador de sueños
y
de libertades y anhelos sin fin.
Dicen
que está sola, que sueña despierta
esperando
el milagro que la haga reír
que la lleve lejos, más allá del nido
hacia
los confines del mundo feliz.
Ya
los hice míos, y quiero abrazarlos
y
besar su luz, y verlos dormir
en
el norte claro de sus labios finos
cual
rosa radiante de color carmín.
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