de
barrancos y laderas escarpadas,
tuve
todo lo tangible de la vida
pero
al final es tal cual no tener nada.
Fui
ese hombre que saludó desde el atrio
Engalanado
de vestidos y de fama.
Fui
ese pobre despojo de la vida
Que de
tanto tener no he sido nada.
Lo
esencial nunca estuvo a mis alturas
Al
espíritu negué en mis hondonadas
Escogí
el camino infeliz de los banales
El
sendero que conduce hacia la nada.
...
Hoy
mi alma viaja sola hacia algún lado
Perpetua
e incompleta, abandonada
Pues la
fe no ha sido parte de mis días
Y ahora entiendo que sin fe no somos nada.