Y el
almendro te dio el color de su centro.
Y
aunque la noche guarda oscuridad y silencio
En
ella los amantes se encienden como el fuego;
El
almendro florece lejos del verano
Y
siendo aún invierno se corona endiosado
En
pétalos fulgentes
con blancos
y rosados.
No sé
por qué los pájaros anidaron en tu boca;
Sembraron
primavera en el arrabal de tus labios;
Colgaron
sinfonías en tus cuerdas vocales
Y te
dieron la brisa de tu aliento seráfico.
No sé
por qué la rosa te regaló su aroma
Y en
el resquicio de tus piernas el sol prendió una llama
Si yo
tan sólo soy un voyeur en las sombras;
Que no
puede alcanzarte;
Que desea
tu aroma, tu piel y tu entraña.