Lo primario,
lo que perdura, lo que no muere
Arderá
eternamente en el alma de los tiempos.
Lo digo
yo que conozco de flores y relámpagos,
Que
he padecido al mundo y al fulgor de las sirenas.
Sé
también que ni el agua más límpida y más clara
De la
vertiente más oculta del planeta,
Esfumarán
la cadencia de tu paso
Por esta
alma, por esta vida, por este espacio.
Hoy
he visto un hombre detrás del caserío
Ardiendo
en la llama azul que da el alcohol,
Y ese
hombre soy yo por estas noches,
Amoldándome
a este vaso, cosiéndome la herida,
Pensando
en vos. Pensando en vos que partiste
Sin una
carta, sin un presagio, como un ladrillazo en la cabeza.
Y sin
más, hubo que llenar el vacío imposible de llenar;
Porque
una vida no se reemplaza con un recuerdo,
Como si
nada hubiese acontecido, como si sólo hubieras sido una estrella fugaz...
...Aunque
eso fuiste, una estrella fugaz, una mariposa
Como las
que adornaban la casa de nuestra niñez en el alfalfal del fondo.
Pero la
estela, la enorme estela que has dejado relumbra
Y acrecienta
la magnitud de la distancia y de los cuestionamientos.
Pero,
son sólo preguntas. En el fondo el amor lo clarifica todo.
Por eso
me dueles, aunque ya no te duela,
Aunque
la anestesia de la muerte te haya
liberado del peso de la vida
Me dueles,
a pesar de que sé que tan sólo somos una chispa
En la
inmensa hoguera que es la vida.